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Cuando el porno es quien enseña a hacer el amor

By 7 octubre, 2020No Comments

El acceso a internet a edades cada vez más tempranas a través de móviles y otros dispositivos está provocando que las criaturas y adolescentes entren en contacto con el porno cada vez antes. En este artículo reflexiono sobre cómo el porno afecta a nuestros hijos e hijas y qué podemos hacer las familias para evitar que se convierta en su educador sexual.

A qué edad ven porno por primera vez

Durante los últimos años, la consulta que he recibido más veces por parte de familias con criaturas en edad escolar es sobre qué deben hacer después de haber descubierto que su hijo o hija ha visto porno por internet. Estas criaturas suelen tener más de seis años, pero también pueden ser más pequeñas. No hay diferencias de género entre ellas.

Seguimos con el alumnado de sexto, que tienen entre diez y doce años. En este grupo de edad las diferencias de género son muy marcadas. En los grupos de chicos, sin excepción, la mayoría de ellos saben qué es el porno y algunos hablan abiertamente de haberlo visto, conocen los nombres de algunas categorías típicas de las webs de pornografía y me hacen preguntas concretas sobre prácticas sexuales que aparecen en ellas. Por otro lado, muchos creen que masturbarse significa acariciarse sexualmente el pene mirando porno.

En cambio, las chicas no suelen decir abiertamente que han mirado porno y no está bien visto dentro del grupo hablar sobre este tema. De hecho, muchas de ellas no saben qué es la masturbación y, si lo saben, piensan que es algo que solo hacen los chicos.

Cómo afecta a las criaturas y adolescentes ver porno

El porno construye el imaginario sexual de la persona que lo mira, definiendo qué significa hacer el amor, qué prácticas sexuales existen, qué tipo de relación se establece entre los amantes, qué cuerpos son válidos y cuáles no, etcétera.

En el caso de las criaturas y adolescentes, el poder que tiene el porno sobre la construcción de su sexualidad es gigante, ya que para la gran mayoría es la única fuente de información sobre este tema porque ni han recibido una buena educación sexual ni han experimentado por sí mismos qué significa hacer el amor.

Por cierto, aunque tu hijo o hija no mire nunca porno (hecho bastante improbable), su imaginario sexual también se verá teñido por los contenidos del porno, ya que sus amistades y parejas le transmitirán esa manera de entender la sexualidad.

Qué significa hacer el amor, según el porno

Para poder responder esta pregunta tenemos que ponernos en la piel de un extraterrestre que utiliza una web de porno mainstream para estudiar la conducta sexual humana, analizando las categorías, los títulos y los contenidos de los vídeos con más visualizaciones.

¿Qué nos diría este extraterrestre sobre las relaciones sexuales humanas?

  1. El hombre es sujeto y la mujer es objeto: el hombre es quien satisface su deseo sexual a través del cuerpo de una mujer. El deseo sexual de ella, sus emociones y su consentimiento son irrelevantes, ellas solo son cuerpos penetrables. El valor del hombre se mide en base a lo grande que sea su pene y a la capacidad de satisfacer su deseo sexual a través de la penetración.
  2. La falta de deseo y de consentimiento de la mujer es sexualmente excitante. Su «no» no tiene ningún valor, porque aunque diga que no al principio, después acaba accediendo a los deseos del hombre y le acaba gustando. El hombre puede tener relaciones sexuales con una mujer que siente rechazo, asco, indiferencia, malestar emocional.
  3. La violencia contra las mujeres (en forma de humillación, violencia física y violencia sexual) es válida para excitarse y masturbarse, aunque no sea legal. El hombre es capaz de tener relaciones sexuales con una persona que está sufriendo y gozarlas.
  4. La violencia contra las niñas y adolescentes son válidas para excitarse y masturbarse, aunque no sean legales. Además, el abuso sexual entre miembros de una misma familia es considerado una fantasía muy excitante.
  5. Lo más importante en una relación sexual es la eyaculación masculina y la penetración, como más fuerte, profunda y rápida, mejor. La mujer no regula la intensidad de la penetración. Los besos, las caricias y los abrazos no existen, no son considerados prácticas sexuales.
  6. Se puede tener sexo con una persona que no te guste y que no te despierte atracción sexual.
  7. La prevención del embarazo y de las infecciones de transmisión sexual es irrelevante.

¿Y que nos diría sobre la respuesta sexual humana?

  1. Hombres y mujeres se excitan rápidamente, saltándose la etapa del deseo y el principio de la etapa de la excitación. Pasan de cero a cien en un segundo.
  2. Las mujeres siempre tienen la vagina y el ano dilatados y lubricados, preparados para ser penetrados por uno o más penes gigantes.
  3. Las erecciones masculinas siempre son robustas y no fluctúan.

Pues bien, el extraterrestre es tu hijo o hija, que no ha visto a nadie hacer el amor, probablemente no ha recibido una buena educación sexual en la que se haya hablado en profundidad y reiteradamente sobre las relaciones sexuales, ni ha recibido ningún tipo de explicación sobre qué es el porno y cómo hay que interpretarlo que le permitan tener una visión crítica sobre el mismo.

El cerebro de nuestros hijos e hijas cuando ve porno graba de forma inconsciente todos estos contenidos como modelo de cómo se hace el amor y de qué imaginario sexual es excitante. Si no empezamos a hacer una educación sexual que compense el poder que tiene el porno sobre el imaginario sexual de nuestros hijos e hijas, los contenidos nombrados arriba serán los que construirán su sexualidad.

Qué podemos hacer con esta situación

Cada generación de familias tiene sus retos, y el porno es uno de los que tenemos en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Lejos de ser fatalistas, la amenaza del porno como educador sexual nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestra propia relación con la pornografía y a revisar la educación sexual que recibimos nosotros, así como a llevar a cabo la educación sexual que necesitan urgentemente criaturas y adolescentes.

Lo más importante es que no miremos hacia otro lado y los dejemos solos. Debemos acompañarlos, aunque nos de vergüenza o creamos que no sabemos bastante. A continuación explico los tres puntos más importantes a tener en cuenta:

1. La educación sexual empieza justo después del nacimiento

Desde los primeros años de vida debemos darles nuestra propia versión de qué significa hacer el amor. No solo una vez, sino que el objetivo es que la sexualidad sea un tema cotidiano. Las criaturas que tienen una buena educación sexual no necesitan buscar información sobre sexualidad en internet, porque sus preguntas ya tienen respuesta. Por otro lado, para ellos la sexualidad no tiene el componente de prohibido, de misterioso, de morboso. Y cuando ven porno, éste choca con la educación sexual que han recibido, que les permite tener una mirada crítica.

2. Qué hay que explicar sobre el porno

Antes de los diez años no es necesario hablar sobre porno, a menos que sepamos que lo han visto o que hay criaturas en su entorno que lo han hecho. A partir de los diez se debería tener esta conversación independientemente de si ya han hecho el cambio o no, porque el porno está en el grupo clase y ya está modelando su imaginario sexual.

Los cuatro puntos que tenemos que explicar son:

  1. El formato: hay que aclarar que lo que se ve no es real, es una actuación para excitar sexualmente la persona que lo mira. El porno no es un documental sobre la conducta sexual humana sino una peli de ficción, aunque imite un vídeo hecho en casa.
  2. Los contenidos: hay que revisar qué versión de lo que significa hacer el amor explica el porno y la diferencia con el mundo real y tu propia definición.
  3. Los y las protagonistas: hay que hablar sobre los cuerpos de las personas que salen en el porno y qué diferencia hay con los de las personas de vuestro entorno. También debemos comentar que se graban para ganar dinero.
  4. La función: hay que dejar muy claro que la función del porno no es hacer educación sexual sino entretener al público excitándolo sexualmente con el objetivo de obtener un beneficio económico.

3. Limitemos el acceso al porno

He empezado este artículo explicando que el acceso libre a internet a  través de los diferentes dispositivos es la causa de que se esté acortando la edad del primer contacto con el porno y que su uso para masturbarse sea una práctica cotidiana entre los chicos adolescentes.

La mayoría de los contenidos que hay en internet no son adecuados para las criaturas, así que estas no tienen que estar nunca sola en internet. No les deberíamos dejar nunca un dispositivo con conexión a internet sin estar presentes: ni móvil, ni ordenador, ni Tablet, ni consola. Si lo hacemos, es fácil que se encuentren con estos contenidos.

Por otro lado, nos tenemos que plantear a qué edad es conveniente que nuestros adolescentes empiecen a tener móvil, ya que con el móvil perdemos el control del acceso a internet. Finalmente, también debemos decidir si les dejamos descargar juegos y pelis piratas, ya que es una puerta abierta a la publicidad sobre porno y prostitución.

Todas estas medidas para limitar el acceso al porno no tienen como objetivo que no miren nunca en la vida porno, ya que si no lo hacen en casa lo harán en casa de otro, sino posponer el primer contacto con el porno y reducir el consumo durante los primeros años de adolescencia.

En resumen, si somos nosotros quien responde a las necesidades de educación sexual y no delegamos esta tarea al porno, si hablamos sobre el porno y enseñamos a nuestros hijos e hijas a entenderlo y ser críticos con sus contenidos, y si limitamos el acceso a internet, el poder que el porno tendrá sobre el imaginario sexual de nuestros hijos e hijas será mucho menor. Por lo tanto, hay que ponerse las pilas con este tema y decidir si queremos que su educador sexual sea el porno o si, al contrario, queremos ser nosotros quien se encargue de esta tarea tan importante y bonita.

Artículo de Anna Salvia publicado en la revista Viure en família.

Puedes aprender más sobre este tema en mi formación online ¿Qué hacemos con el porno?

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