Infancia

Acompañar la sexualidad de los peques

By 27 diciembre, 2012octubre 9th, 2019One Comment

sexualidad infantil3Estoy en la bañera con mi hija de ocho meses, una tarde de principios de verano. Aun no gatea pero ya tiene plena movilidad en el medio acuático. Nos hemos bañado juntas decenas de veces, aunque no ha sido hasta hoy que se ha lanzado a explorarlo. Yo no soy consciente de lo que está a punto de pasar, ni siquiera me lo he planteado nunca.

De repente avanza hacia mí y en milésimas de segundo comprendo que va decidida a investigar mi pubis. El tiempo parece detenerse, no por la lentitud propia de una bola curiosa recién aterrizada en la Tierra, sino porque el pánico se apodera de mí. El primer impulso que invade todo mi cuerpo es apartarla, desviar su ruta con alguna maniobra improvisada evitando, a toda costa, que acceda a mi vulva y vomitar un explosivo “¡¿Pero qué haces?!”. Me sorprendo con esta reacción visceral a punto de manifestarse tan antagónica a la persona que creía ser.

Esta historia se repite con múltiples variables: en lugar de una vulva hay el pene del padre, o un niño de dos años que explica a su madre las divertidas y placenteras formas por las que transita su pene (con palabras entrañables como “se ha puesta contenta”, “está gordita”,…), o una niña de cinco años que se friega alegremente sobre un cojín en el parvulario, o un grupito de niñas y niños de unos tres años sorprendiéndose por las formas y sensaciones de sus cuerpos desnudos o un lactante que tiene una erección mientras toma el pecho.

Lo que une todas estas situaciones no es otra cosa que el choque de un adulto con la expresión de una sexualidad que no concebía en una niña o un niño y delante de la cual, en el caso de que hubiera sido conocedor, no se hubiera esperado reaccionar de una manera tan visceral, emocional y, en algunos casos, paralizante.

Detrás de estas reacciones caricaturescas hay muchos adultos que no experimentamos estas vivencias porque nuestros padres las reprimían. También estamos los que exploramos nuestra sexualidad a escondidas o con un fuerte sentimiento de culpa. A los que hay que añadir, los profesionales que no recibimos ninguna formación al respeto, hecho que nos predispone a pensar que la sexualidad aparece en la pubertad en lugar de que es inherente al ser humano, siendo sus manifestaciones las que varían a lo largo de la vida.

Del otro lado, hay una sexualidad que, desde que muchas familias hemos dejado de reprimir el contacto con los genitales, se está expresando en esta etapa como no lo había hecho en las pasadas generaciones. Aun así, el modelo represivo de nuestros ancestros aparece en nuestras reacciones automáticas y la mayoría nos sentimos perdidos, pues no tenemos conocimientos sobre el tema, no sabemos qué se supone que experimentan las niñas y niños ni como acompañarlo.

Los peques nos están enseñando a vivir una sexualidad inocente y espontanea, libre de culpa y represión. Aprender a acompañarlos pasa por abrirnos al cambio revisando qué es para nosotros la sexualidad y cómo la vivimos. ¿Te atreves?

Artículo publicado en el semanario La Directa

Autora: Anna Salvia

Traducción: Yaiza Blanch

One Comment

  • Carolina Bedoya dice:

    Hola Anna tuve la oportunidad de escucharte en una charla que diste en Vic y la verdad que desde ese dia cambió bastante mi manera de pensar sobre la sexualidad, ahora soy estudiante de psicología y me encantaría poder dar charlas sobre la sexualidad en niños y niñas a los padres de familia, me encantaría que me acompañaras en este proceso; gracias por toda esta información
    Carolina Bedoya

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