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Reaprópiate de tu salud en la visita médica

By 11 noviembre, 2015septiembre 12th, 2019No Comments

10-Ecce-Homo-Photographic-Series-by-Evelyn-Bencicova-yatzerA menudo salimos de la visita médica con un sabor extraño: todo ha ido muy rápido, no he comprendido lo que me ha dicho, me he callado cosas, he olvidado otras, he mentido, me he sentido mal por mis decisiones.

Todos estos sentimientos responden al tipo de relación que se establece en la mayoría de visitas y procedimientos médicos, en la que las personas usuarias y sanitarias nos situamos en una escala jerárquica según la cual las sanitarias son las que saben cómo se debe proceder y las usuarias no.

Papeles intercambiados

Se trata de una inversión de papeles: la realidad es que la única persona capaz de tomar la decisión adecuada sobre lo que necesita hacer con su salud es uno mismo. El profesional sanitario simplemente acompaña y amplia los conocimientos y las capacidades técnicas que la persona tiene para curarse.

Mi cuerpo es mío y yo soy la única persona que puede tomar decisiones sobre él. Es mi casa y yo tendré que buscar qué opciones tengo y decidir qué es lo que quiero hacer para estar bien, si es que quiero estar bien. Se trata de decisiones que ninguna otra persona puede tomar en mi lugar y no hay nadie a quien pueda delegárselas, por más experiencia en procesos de enfermedad y sanación o títulos universitarios que tenga.

Qué alimenta la relación de poder usuario-sanitario

Esta relación de poder hace mucho tiempo que nos acompaña, así que para romperla hace falta que tanto las y los profesionales como las y los usuarios tomemos consciencia de cómo la estamos alimentando y apliquemos estrategias para invertirla.

El uniforme de bata blanca y la desnudez, la separación física entre ambos mediante un escritorio y una pantalla de ordenador, el uso de argot médico y el no dar explicaciones divulgativas son acciones que provocan que el sanitario se haga grande y el usuario pequeño, porque marcan la posición jerárquica de quién tiene el conocimiento y quién no.

Otra costumbre que alimenta esta relación de poder es la de no mostrar la diversidad de opiniones y líneas de actuación dentro del mismo sistema médico y en otras tradiciones de sanación, y presentar el diagnóstico y el tratamiento que recomienda el profesional como un imperativo de salud y no como una propuesta a sopesar por parte del usuario.

A todo lo anterior hay que sumar las emociones que está sintiendo la persona usuaria durante la visita: angustia, miedo, rabia, tristeza, desesperación, frustración, apatía, negación, entre otras. Frente determinados diagnósticos se puede entrar en un estado de shock emocional. Las emociones que se activan durante la visita médica dificultan la comprensión de lo que nos están comunicando, el recuerdo de la información que se nos brinda y la toma de decisiones.

Estrategias para reapropiarte de tu salud

Algunas estrategias que podemos utilizar para poder romper esta jerarquía y apropiarnos de nuestra salud:

  1. Habla con el sanitario de tú a tú, desmonta el escenario jerárquico y no pierdas de vista la idea de que el sanitario está haciendo un trabajo remunerado de servicio a la comunidad en la que el principal protagonista eres tú, no él.

Si desnudo te sientes vulnerable, vístete en seguida que acaben los procedimientos que así lo requieren. Transgrede con respeto la distribución jerárquica del espacio, puedes quedarte de pie en vez de sentarte detrás de la mesa o mirar las anotaciones que hace en el ordenador y comentarlas. Pregunta todo lo que no comprendes y pídele que te explique con lenguaje estándar y no argot médico lo que no entiendes.

  1. Sé consciente de que estás nervioso y de que se están moviendo un montón de emociones que te impiden estar 100% atento a lo que te están comunicando, lo cual hay que digerir y ordenar antes de tomar ninguna decisión. Así que una buena solución es gravar toda la visita para poder escucharlo con tranquilidad las veces que haga falta.
  2. No tomes decisiones in situ. Deja que la noticia haga su proceso emocional y revisa el diagnóstico del médico y las propuestas de intervención. Puedes pedir hora para las intervenciones que te proponga y anularlas más adelante si cambias de opinión (pero no olvides anularlas, para que otra persona las pueda aprovechar).
  3. Familiarízate con el vocabulario y el campo de conocimiento: busca información sobre las palabras que no comprendas referente a los síntomas, trastornos e intervenciones que estéis valorando. Son palabras que a menudo parecen muy aparatosas pero que una vez las comprendes y las utilizas pierden mucha carga emocional.

Fotografía de Evelyn Benicova

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